lunes, 11 de abril de 2011

Viaje a Merlo (San Luis)

Este fin de semana pasado emprendimos el tan esperado viaje mensual del Club. En esta oportunidad no asistieron varios de los muchachos, debido a problemas de salud (resfríos y gripes), familiares (las esposas no se lo permitieron), compromisos ineludibles (viajes de placer hacia otros lugares), y de otra índole (el alcohol de la noche del Viernes pudo más).
De todas maneras, y luego de un retraso en la estación de servicio que calculamos fué obra de Javier Falón para darle tiempo a que se levante (tuvimos que esperar a que descargaran los camiones con combustible para que nos vendieran nafta) salimos rumbo a la hermosa Ciudad de Merlo. Como es nuestra sana costumbre hicimos varias paradas en el camino: en el Km 14, Ulapes, Candelaria y posteriormente Quines en donde tomamos un café y nos reabastecimos de combustible.
La compañía de Miguel Armando nos duró hasta ese momento, ya que luego de llenar el tanque regresó a la Ciudad de Chepes, pero eso sí, nadie habló de él y su locura de volverse inmediatamente.
Continuamos, amargados por el desplante realizado por nuestro amigo, hasta el cruce con la entrada a la localidad de Lafinur, donde luego de un rápido reagrupamiento (veníamos a la chapa) pusimos proa hacia la Ciudad de Merlo, no son antes pararnos en un cruce en donde varios de los viciosos del grupo degustamos de un buen cigarrillo y una estirada de piernas.
Al llegar a Merlo nos dirigimos hacia las Cabañas "Un Camino en el Ciprés", en donde nos recibieron como corresponde a gente como uno (no nos dieron la más mínima importancia).
Luego de distribuirnos en las habitaciones, dejamos nuestros bolsos y salimos raudamente hacia el Mirador del Sol (había que ir en ese momento, ya que nuestro guía de excursión, Raúl Smith, nos habló que estaba siempre la policía en ese camino haciendo control de alcoholemia por lo que luego de almorzar no sería factible subir), no sin antes contactarnos telefónicamente con Carlos para avisar de nuestra llegada y para que nos esperara dentro de dos horas con una opulenta parrillada bien regada con Malbec Santa Fiorentina.
Habiendo llenado la pancita, y luego de una pequeña chaya riojana, partimos hacia las Cabañas para tomar unos bajativos a los cuales estamos acostumbrados.
Como siempre los desafíos al truco no faltaron, y obviamente los campeones de siempre (Julio, Jorge y la reciente incorporación del plantel "Jony", quien cansado de perder cuando juega en contra decidió unirse a los maestros) arrasaron con sus rivales (Wilson, Fernando y Raúl), quienes como buenos perdedores cumplieron su promesa y se tiraron a la pileta climatizada (léase agua a temperatura ambiente, o sea fría).
Otros como Nando y Jorge Cuello hicieron las delicias de los presentes con un partido al ping-pong INOLVIDABLE. La destreza de estos jugadores se evidenció al momento de sostener un peloteo que duró aproximadamente cinco segundos.
Ya entrada la noche y estando todos bañaditos partimos hacia el centro a conocerlo. Visitamos la Plaza, el Paseo de los Artesanos, caminamos varias cuadras viendo las vidrieras, hasta sentarnos en una confitería. En ella unimos varias mesas para estar más cómodos, y cuando el mozo nos trajo la carta vimos que el lugar no era para nosotros, sino para una clase social más pudiente, por lo que rápidamente nos fuimos de ahí.
Seguimos nuestro derrotero hasta encontrar algo que se ajustará a nuestro presupuesto, lo cual llegó después de cinco cuadras. Pizza, cerveza, tostados, gaseosas, y un trago que no recuerdo que era conformaron la cena.
Ya con el estómago calmado realizamos una visita al Casino Flamingo (estaba enfrente), en donde Raúl deslumbró a los presentes con sus ojotas blancas y su short. Habiendo colaborado con unos pesos para la campaña de Rodríguez Saá, dispusimos partir hacia nuestros aposentos.
Luego de un sueño reparador y un buen desayuno (que como siempre Roly se repitió), comenzamos a preparar los bólidos para emprender el regreso, el cual tendría un itinerario distinto al de ida (La Paz, Luyaba, Travesía, La Población, San Javier, Las Tapias, Villa Dolores, Quines).
Uno de los integrantes del grupo nos acompañó hasta Dolores, en donde decidió tomar un camino distinto de vuelta (vía Mina Clavero), lo cual comprendimos los demás y aceptamos, ya que sus necesidades eran otras y no tiene quién lo rete por llegar tarde.
En Quines, cargamos nafta y almorzamos. Luego de sobremesa Fernando cambió la cámara trasera de la Sahara que había pinchado saliendo de Merlo, la cual se mantuvo a aire y aerosol hasta ese lugar. Luego de una corta visita al Muro para conocerlo, partimos hacia Chepes, encontrándonos de regreso con una hermosa lluvia, que nos acompañó desde la salida de Quines hasta Ulapes.
En Ulapes nos cambiamos la ropa por algo más seco, y seguimos viaje a nuestra querida localidad de Chepes, donde como siempre y por cábala paramos en la casa de Jorge Cuello a tomarnos la cervecita del estribo y despedirnos hasta que el deporte nos convoque nuevamente.